Las Cataratas del Niagara es una de los miles y miles de imprescindibles que existen en Estados Unidos, pero más famoso es si cabe si viajas a Canadá pues este imperdible está situado bastante más alto en la lista de este país.
Y es que cuando piensas en las Cataratas piensas directamente en Canadá así que no podíamos ir a Niagara y no tratar de cruzar al lado canadiense.
A continuación, os cuento cómo cruzamos a pie la frontera y todo lo que hicimos y vimos durante nuestro breve paso por allí.
Recordad que este viaje forma parte de una Ruta por EEUU que realizamos el pasado junio, Niagara ha sido la etapa 2, no os perdáis las anteriores puesto que para llegar hasta aquí visitamos Boston y continuaremos hasta Miami pasando por la increíble Nueva York, Filadelfia y Washington! Nos te pierdas nada 😊
Como os comentaba decidimos ir a pie puesto que nuestra empresa de alquiler no contemplaba el hecho de que pudiéramos pasar con el coche la frontera, además que como nuestro plan era marcharnos al día siguiente hacia Nueva York no nos rentaba pagar ningún tipo de extra por ir en coche un par de horas.
La información transfronteriza para pasar un par de horas en Canada llegando desde Estados Unidos a pie, pero sin ser residente americano no está nada claro y decir en la compañía de alquiler que vas a pasar con el coche a otro país a parte de aumentar considerablemente el precio del mismo puede darse el caso de que ni te lo alquilen, así que como siempre vengo a contaros todo lo que a mí me hubiera gustado saber antes de ir para pasar a Canada tranquila y todo lo que aprendimos en el camino.

Como os contaré en el post de la parte estadounidense llegamos por la tarde/noche a Niágara y tras dejar las cosas en el airbnb decidimos cruzar la frontera para disfrutar de la noche en Canada y cenar allí.
Cruzar la frontera EEUU-CANADA
Si antes de ir habéis bicheado páginas oficiales del gobierno de Canadá veréis que no deja nada claro si se necesita o no un pase, pues en determinados apartados pone que hay que pagar una tasa de 7$ y rellenar un formulario para los ciudadanos europeos y en otras zonas no dice absolutamente nada. Pero si vais como nosotros sin tener claro que os vais a encontrar ya os adelanto que es pan comido.
Cruzar la frontera fue muy muy fácil.
Se ve que están acostumbrados a que los turistas y los locales de ambas partes pasen cada dos por tres por lo que si vuestro país no requiere de un visado especial para entrar en Canadá no tendréis ningún problema.
La entrada caminando es muy sencilla solo tenéis que pasar una verja giratoria junto a una garita en la que no hay nadie y caminar por el puente. Podéis aprovechar para tener otra perspectiva de las cataratas pues desde aquí también se ven de maravilla.
El puente es largo, pero se hace ameno con las vistas y en 5min. llegas a una oficina en la que un señor muy amable te pide el pasaporte 1$ y te desea una buena estancia en Canada. Tan solo nos preguntó qué plan teníamos, pero nada intimidante y bastante simpático, le dijimos que pasaríamos un par de horas y no nos puso ningún tipo de impedimento.
QUE VER Y HACER EN CANADÁ
El principal atractivo de la parte canadiense de Niagára, a parte de las cataratas que dicen que desde su lado son más bonitas, es la zona de Clifton Hill que es literalmente un barrio con numerosos locales de comida, compras y entretenimiento en general con fachadas estrambóticas.
Me recordó a Las Vegas, pero más divertido, en el sentido que en vez de haber máquinas tragaperras había máquinas recreativas, una noria, museos de ilusiones e incluso un Madame Toussant versión Canadá.
Dimos una vuelta por esta zona canadiense tan chula, entramos en algunas tiendas y chumeteamos la zona, yo entré en una de chuches en la que obviamente tuve que comprar algo. Recuerdo que me hizo mucha ilusión la tienda porque encontré (y compré) unas chuches, más bien son unos caramelitos sin papel ni nada en forma de fruta que todas saben igual y no tienen nada de especial realmente, pero yo las comía de muy muy pequeña con mis padres y me recordó momentos muy felices de los tres juntos.
Tras las compras y el cotilleo de las tiendas nos fuimos a cenar. Pero antes de encontrar el sitio en el que finalmente cenamos entramos a otro del que nos fuimos rápido.




CENA EN CANADA
*Anécdota* Uno de mis chicos menciono que le habían hablado bien de un restaurante, fuimos y era del estilo en el que te sientas alrededor del cocinero y este te cocina al momento y delante de ti lo que quieras, hasta ahí perfecto. Nos sentaron en una meda con una familia y nos dieron la carta y ahí todo cambió. Al principio pensé que era coña y que el precio sería en base a un menú de varios platos y tal pero no, el primer plato de la carta era pollo y su precio superaba los 60$ seguí leyendo y no había nada inferior a ese precio, así que propuse irnos. A mi amigo casi le da un mal de la vergüenza que paso cuando nos levantamos y nos fuimos, bueno a él y al resto porque menudo show montaron para salir del local. Para colmo al llegar a la puerta nos dijo la señora que fuéramos al Applebeess, un restaurante más barato tipo Foster que se encontraba una planta más arriba, como si fuéramos unos pobres. Pero oye es que ese sitio no era para nosotros no pasa nada.
Os lo cuento, primero porque yo me reí un montón con la situación y nuestras caras al ver el precio de las cosas y segundo porque no tiene nada de malo irse de un sitio si algo no te convence, ya sea precio, menú o lo que sea.
Si no habéis pedido cambiar de opinión respecto a un sitio e iros a otro es totalmente licito y no pasa nada y más en un sitio que no os conoce nadie. Lo que no es de recibo es que por el mero hecho de haberos sentado ya tengáis que pagar un precio o comer algo que no os convence.
De ahí nos fuimos a cenar a un sitio con una carta más acorde a nuestros gustos y bolsillos muy estilo Fridays que se llamaba Kelseys Original Roadhouse.
El camarero fue hiper majo, pedimos para compartir unas alitas, unas poutine que ya las probamos en Edimburgo y que son patatas como con salsa de asado y unos nachos y aparte tomamos dos postres uno llamado funnelcake fries que tenía como mezcla de churros con tostada francesa con helado y otro que era similar a dos cookies blanditas, nose que era, pero nos gustó a todos mucho.
En total este sitio nos salió por 110$ canadienses en total eran unos 87,6€ menos de 22e por persona, que para lo bien que cenamos se ajustó a la media que gastaríamos en el viaje.






Después de cenar dimos una vuelta y acabamos en unos recreativos. Aquí pagabas cierta cantidad de dinero a cambio de una tarjeta, no tenía que meter monedas en las máquinas, sino que cada máquina te restaba de la tarjeta cierta cantidad.
Los chicos jugaron un rato y luego canjeamos los tiquets que ganaron por un pequeño recuerdo cada uno, fue algo muy guay 😊
Vuelta a eeuu
Para regresar fue igual de sencillo que para entrar, solo que está vez debes pagar primero en la garita con doláres canadienses, por suerte hay una máquina que cambia dólares por monedas. Las introduces en unos tornos y regresas al puente por el que has venido.
Una vez caminas el puente de vuelta debes entrar a una oficina estadounidense, donde un señor ya no tan amable te pregunta que para que vienes a estados unidos, si has comprado algo en Canadá (a lo que claramente respondimos que no, pero era que sí) y poco más, entregas el pasaporte y listo. Otra vez en territorio americano.
Como la zona americana era tristísima en comparación a la canadiense cogimos el coche y nos fuimos a casa a dormir.
En líneas generales la parte de Canadá me encantó y me divertí aquella noche muchísimo, tampoco parece que hubiera mucho más que hacer lejos de esa zona tan guay que os recomiendo encarecidamente.
Espero con este post haber resuelto vuestras dudas sobre cómo cruzar la frontera y qué necesitáis si sois europeos, ya que como os decía nosotros fuimos con algo de incertidumbre. Si hay algo que no cambiaría de este viaje es la decisión de cruzar la frontera caminando porque la noche fue super top y en la parte estadounidense seguramente no la hubiéramos disfrutado tanto.

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Un comentario en “NIÁGARA, que ver, hacer y cómo llegar – parte Canadiense.”