BÉISBOL en BOSTON, experiencia MLB

Cuando viajas debes probar cosas nuevas y vivir experiencias que quizá no harías todos los días, ya sea porque no tienes la oportunidad o porque simplemente no tienes tiempo, nosotros como amantes del deporte tuvimos la oportunidad en esta última ruta por Estados Unidos de coincidir varios días con diferentes partidos.

Sinceramente lo que más nos gusta es el baloncesto y nos hubiera encantado que Boston llegase a las finales de la NBA porque casualmente esos días estábamos allí peero por casualidades de la vida esos días también se jugaba otro deporte mítico en la ciudad, el Beisbol.

A continuación, os cuento como fue nuestra experiencia viendo a los Red Sox en su famoso campo 🙂

Este post es parte de nuestra última ruta por Estados Unidos, pronto iré publicando el resto de nuestro super viaje. ¡Estad atentos a las redes sociales! 

Cuando planeamos el viaje decidimos hacer alguna actividad deportiva, en un principio nuestra idea era a un partido de Beisbol en Filadelfia que por horario nos venía bien, pero el buen ritmo que llevamos cuando vimos la ciudad de Boston nos permitió ver a los Red Sox, un equipo que al parecer gusta más que el de Phillies por su estadio.

El estadio de los Red Sox, el Fenway Park es además uno de los estadios más míticos de la MLB pues es el más viejo de la competición caracterizado por un enorme muro verde de 12 metros de altura y debo decir que el estadio es una pasada e impresiona bastante por fuera la verdad.


dia de partido

Para mi este sería el segundo partido en vivo al que asistiría de beisbol, el primero lo disfruté en la ciudad de NY durante nuestra primera visita.

Decidimos ir un poco sobre la marcha sacando las entradas ese mismo día horas antes, y es que lo bueno que tiene el beisbol es que rara vez las entradas se agotan, además los precios son asequibles ya que en función de lo cerca o lejos que te encuentres puedes obtenerlas por menos de 30$. De hecho, nosotros en NY cogimos las entradas en la parte superior del gallinero por 10$, sin embargo, los tiempos han cambiado y nuestros bolsillos están más felices, así que para evitar estar tan arriba que siempre es donde más corriente y frio hace, en esta ocasión, pagamos algo más en torno a 25$ y nos situamos en La Grandstand 15 bastante cerca de donde se encontraban los bateadores, por lo que lo vimos mucho mejor que la otra vez.


El Estadio

Como decidimos ir unas horas antes del encuentro íbamos un poco corriendo, pero llegamos con suficiente margen como para no perdernos nada. La entrada fue cómoda, te abren el bolso como en cualquier control para este tipo de eventos y pasas la entrada por un scanner, a nosotros nos dio fallo, pero nos dejaron pasar igualmente, los trabajadores que se encargaban de controlar la entrada y revisar los boletos parecían estar todos ya más que jubilados y pocas ganas tenían de trabajar la verdad así que mejor para nosotros porque no se nos pusieron muy tiquismiquis.

Nada más entrar fuimos a una de las tiendas oficiales que se encuentran ya dentro del estadio, también podías ir a las de fuera, pues habían hecho un cercado alrededor que permitía su entrada sin la necesidad de salir del recinto, pero a esas ya habíamos ido por la mañana.

Debo deciros que la tienda de dentro del estadio era mucho más pequeña que las de fuera y tenía unos precios muy similares, aunque tirando para lo alto, algunas camisetas llegaban a costar 10$ más, por ejemplo.

Subimos hasta nuestra zona y buscamos nuestros asientos. La verdad que estos estaban muy bien situados, en el medio de una fila con una visión casi del 100% al estadio, había unas pequeñas columnas a los lados que a nosotros no nos molestaban y que además tenían como unas pequeñas televisiones para que siguieras el partido de cerca, lo malo es que eran minúsculas y casi te rentaba más estar mirando al campo todo el rato.

Los asientos eran viejunos y de madera dura pero no se estaba incomodo por supuestos en estos sitios en los que prima lo añejo no había posavasos ni nada por el estilo.

La experiencia fue muy guay, al ser el mes del orgullo todo estaba decorado en torno a ello, aparecieron algunas Drags Queens, personas de asociaciones, e incluso entrevistaron a un perrete previo al himno que lo cantaron a coro un grupo de señores. Lo del himno en este país es de otro nivel, todo el mundo de pie siempre cantando a pleno pulmón siempre impresiona.


Empieza el juego

Arrancó el partido y empezaron a aparecer los típicos mochileros que venden de todo, desde perritos calientes y cervezas hasta algodón de azúcar o patatas, cada señor llevaba una cosa y aunque uno de ellos llevaba granizados de limón, una de mis bebidas fav del universo, no les pedimos nada.

Durante el descanso fuimos a comprar algo de comida, y la verdad que como nosotros el resto del mundo porque las colas eran kilométricas en todos los sitios de comida. Básicamente en todos ponían lo mismo, perritos calientes, palomitas, pretzel, nachos o pizza variando un poco algunos tenían más y otros menos pero básicamente ese era el menú principal de casi todos los sitios.

Como mi tío quería un casco hicimos cola en un puesto que vendía réplicas si pedias unas las palomitas. Mi chico y yo nos pedimos una bolsa de nachos con salsa de queso, salsa que mi novio se tiro sin querer por encima, y dos perritos, más dos bebidas, gastándonos un total de 30$

En el post sobre lo qué comimos y el presupuesto que nos gastamos en Boston os cuento más sobre la comida del campo.

En el sentido comida y demás el estadio de los Yankees le da mil vueltas al de los Red Sox y no solo por la variedad sino por el packaging de las cosas, cuando nosotros fuimos nos pusieron los nachos en un casco, como el de palomitas de mi tío, y los refrescos en unos vasos hiper chulos de plástico duro pintados con motivos del equipo, aquí en el Fenway eran básicos de plástico normalucho y por lo que pagas no estaría mal un detalle.

El partido fue entretenido, pero duró bastante a mi parecer, aunque el beisbol es así, estuvo muy ajustado y tuvo momentos super guay en los que hicieron varias carreras a la vez que puso a todo el mundo en pie.

Nosotros nos fuimos a pocos minutos del final para evitar aglomeraciones a la salida, pero la parte final fue la más interesante del partido.

Después para llegar a casa lo tuvimos algo complicado, pues los Ubers solo podían cogerse desde un punto y al haber tanta gente la cobertura y disponibilidad era mala, por lo que tuvimos que caminar un buen cacho hasta poder localizar un coche que nos llevaba a la casa.


Este tipo de experiencias deportivas para quien no es fan puede hacerse larga, pero os aseguro que se disfruta mucho porque el ambiente es siempre clave y para eso los americanos son los mejores, el ambiente y la música siempre ayuda muchísimo y da igual que el partido sea entretenido o aburrido que saben cómo animar a la gente.

Si tenéis la oportunidad y os sobra tiempo aprovechad porque es una tarde diferente, divertida e improvisada que puedes aprovechar por poco dinero.

Espero que este tipo de post os anime a ver más deporte, a practicarlo y sobre todo a arriesgaros a hacer planes fuera de lo que es vuestra zona de confort 🙂


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